El robinsonismo dadá de Paco Aliseda

Aliseda hizo que una tarde odiosa de viento se convirtiese en alegre celebración con su ponencia en el CPR, demostrando la huella del dadá desde los primeros experimentos fónicos con Tristán Tzará hasta la actualidad, siendo esta una evolución de la corriente fundada por el rumano. Recitó varios poemas fónicos en los que Emilia y yo intervinimos tocando instrumentos para acompañar a Paco (Aliseda), pasando luego a una muestra de su poesía visual en la que predomina el uso magistral del fotomontaje y acabando luego en el poema-objeto y la revista ensamblada.

Tomamos unos vinos Emilia Oliva, Paco Aliseda y yo en los que nos comentó su apacible vida contemplativa en Escacena del Campo (Huelva) en donde ha logrado involucrar en las prácticas artísticas experimentales a las personas sencillas de su entorno, lejos de foros universitarios. Hacía mucho que no veía a Paco. Tomamos algo en la cafetería del hotel Alfonso VIII en donde estaba alojado continuando la conversación. Es largo el camino y a veces nos volvemos a encontrar sobre nuestros propios pasos, huellas del tiempo que de pronto se nos revelan y nos asombran, creando sinergias. Esto es lo que se ha encontrado Paco ante su revista Veneno, de más de 25 años de vida.

Viene con nuevos proyectos de muestras en el Centro de Poesía Visual que dirige en Peñarrolla-Pueblonuevo (Córdoba)y nueva línea en sus publicaciones como Grisú. Tuvimos un recuerdo para Fernando Millán, el genio exiliado en su molino de Jaén. Llovía a mares en Plasencia. La noche era pegajosa y anodina. No existía el tiempo. Sabíamos que era tarde y nos despedimos hasta la próxima.

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