La Albuera es el pequeño embalse a un puñado de kilómetros de Zafra que desde tiempos inmemoriales forma parte de la memoria mítica de toda la comarca, de este modo la gente de Zafra tenemos asociada indefectiblemente nuestra vida a este embalse a través de un hilo sentimental, por el que tenemos vinculado a él gran parte de nuestra vida desde que empezamos a tener recuerdos.
Esta bolsa acuática encofrada en tierra ha devenido espacio lleno de sugestión telúrica para nosotros, habitantes de un paraje semidesértico y pedregoso, al que acudimos en peregrinación para escuchar de su gran vientre algún indicio que nos oriente en la confusión y rebalsar nuestros corazones en la visión hipnótica de sus aguas, en la observación de los legendarios cerros que, centinelas impertérritos, nos contemplan desde siglos.
Nos ofrece ahora La Albuera un augurio de fortuna contemplando el agua saltar apresurada la presa, dejando escapar el agua por el talud abajo por cima del nivel, a lengüetazos albos traídos por el viento que, travieso, arrebata el agua a la presa. Hoy domingo nos hemos acercado también nosotros, con mi tío Manuel a sondear el oráculo legendario de La Albuera y sentir su palpitación, el misterio mineral y magnético de la tierra como fuente inextinguible de la vida.
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