Sinergia Badajoz

Agitado fin de semana en Badajoz deslizando sinergias diversas de feria en feria. La Avenida de Huelva había sido tomada por la gente del 15-M desplegando todos sus estalaches, una feria asociativa y social en la que me encuentro con gente de Zafra (bastante habitual nuestra presencia en toda clase de tinglados regionales): No somos mercancía es un lema conciso, rotundo y tristemente real. Hay colorido y animación, globos y consignas diversas entre el símbolo y la ironía de la supervivencia un año más de este movimiento ciudadano.



Más allá, en la Plaza de San Atón, más feria: la del libro en Badajoz, allí encuentro a mi amigo Martín Carrasco, crítico de arte y gestor cultural, al frente de la caseta de los amigos del MEIAC (Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo) con su energía propia, promocionando las publicaciones del museo, de entre las que me regala un catálogo de una exposición de la artista portuguesa Joana Pimentel, En circunstancias normales, instalación y fotografía diversa. Desde que está hace ya varios años Antonio Franco en la dirección del museo, es habitual la apuesta del MEIAC por valores portugueses, línea muy oportuna acentuando el carácter fronterizo de nuestro entorno ofreciendo dinámicas muy interesantes.

Cisco Bellabestia, reconvertido en editor independiente encabezando Aristas Martínez, me saluda cordialmente desde su caseta. Han pasado muchos años desde los tiempos universitarios en Cáceres entonces editaba una revista grabada artesanalmente sobre papel, Malos tratos, avanzando notablemente en el mundo de la edición en la que ahora se mantiene.

Me dirijo por los populares barrios de Badajoz a lo largo de la calle de San Juan, poblada de tenderetes del mercado antiguo y de ocasión, marea que se funde con la riada de las comuniones en la basílica de la misma calle. Trajes de domingo, corbatas e incienso mezclados al animado cotarro del mercado de ocasión bajo la lumbrarada del mediodía que acentúa la nota festiva y convoca al refrigerio y al aperitivo.


Ya en la Plaza Alta tomo un vino con los amigos de la librería La Teta Negra de Alburquerque, dirigida por Juan Antonio Carbayo y Clara Sayabera, que mantienen un interesantísimo proyecto de libreríavirtual vinculada a diversos proyectos de gestión social todo ello a través de la red (http://www.librerialatetanegra.com/), con proyectos a medio plazo para montar una colección literaria juvenil. Ellos son ahora tras nuestro acuerdo los distribuidores en exclusiva de Giroscopio, boletín poético-desplegable de tirada limitada y numerada en su formato papel.


Bajo los soportales mudéjares de la Plaza Alta me comentan la dificultad de mantener su proyecto editorial, palabras que me son tan familiares y que he escuchado horas atrás repetidamente entre los colegas de la otra feria que dejaba atrás. Extremadura está viviendo la transición de una economía fuertemente subvencionada a intentar una financiación privada. El paso es duro porque no hay suficiente arraigo, pero las instituciones públicas ya no pueden asumir las necesidades culturales del ciudadano como antaño (aparte de su tradicional politización), lo que derivará seguramente en un impulso de la autogestión y la iniciativa privada que se desvinculará del área política, independizando y liberando su actividad en todos los campos, y por tanto, reforzando en eficacia y solvencia cualquier acción. Este es un discurso superado en muchas regiones de España pero en Extremadura aún nos queda por atravesar mucho desierto.

Mientras tanto, vamos formando piña de los amigos entre feria y feria, que cada día se hacen más necesarias, una nueva forma de negociar desde el equipo y la aventura sin desviarse de lo recreativo y siempre brindando por el nuevo día con el bon vino de la tierra en hermandad en esta ocasión con mis amigos de La Teta Negra Alburquerque.

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