El desierto de Almería


Desamparado tedio es la sierra en el secarral áspero y hostil bajo el sol violento.

La vista se pierde en un horizonte quebrado de cerros tachonados de chumberas, cuando no son montes pelados y carcomidos a capricho formando un paisaje lunar y grotesco.

Acaso una caseta campesina, blanca y sustancial de formas ovoides azotada del viento estéril se recorta en este pedregal apuntillando el monótono horizonte.

Inhóspitos campos cenicientos hastiados de sol, el tiempo es un suspiro detenido en los aljibes, santuarios del agua en esta tierra calcinada y áspera poblada de carrizos y cigarras, cuya salmodia de matraca enloquecida evoca penosa y cansinamente la conciencia de esta tierra, haciéndose eterna condena.

¿Adónde ir? ¿Qué camino recorrer?.

Desolado e infinito se extiende, sol y hastío, el desierto de Almería.

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