En el
principio sólo existía el caos, señala
Ovidio al inicio de su Metamorfosis:
Antes del mar y de las tierras y el
que lo cubre todo, el cielo,
Uno sólo era de la naturaleza el
rostro en todo el orbe,
Al que llamaron Caos, ruda y
desordenada mole …
La evolución hacia la organización
de la materia y la formación del universo es un fenómeno que cada civilización
ha ido respondiendo conforme avanza la historia a través de diversas ideologías
o creencias que han derivado en sistemas trascendentes.
La formación del universo a través
del relato mítico-científico es la idea que subyace en la obra de la compañía
madrileña Qubit que montó el 17 de julio su espectáculo Con.ciencia.arte en el foro de la residencia artística de este año
en La Nave del Duende del Casar de
Cáceres.
Danza ritual en torno al movimiento de las galaxias
representada en la elipse hiperbólica siguiendo las claves de la proporción
áurea de Fibonacci, la danza protagonizada con gran precisión por Haizam Fathy y Antonio Jiménez sobre la
música conceptual de Jesús Navarro y
Tarq Bowen está apoyada con los audiovisuales ideados por
Mónica Verdú, quien firma esta obra
junto con sus compañeros mencionados.
Teatro metafísico de influencia
oriental en algunos pasajes en su concepto de agonía y conflicto, deslizándose
por una música de aire especulativo muy constructivista que guiaba a los
actores-agonísticos de un drama cuya consecuencia era el germen de la realidad inmediata.
Un relato mítico mezclado con la
filosofía cuántica del texto de Qubit que sintonizaba con La Nave del duende en su atomización escénica potenciando significado y misterio.
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