La primera lluvia de otoño



Perezosa en la tarde se destrenza la lluvia como una dulce salmodia de ocaso desvaído en el jardín sorprendido de su propia luz, violines estremecidos de otoño, maderas viejas que se acompasan en esta serena cadencia de llovizna en la penumbra.

La primera lluvia de otoño me hace recordar estos versos que escribí el siglo pasado y que siempre retornan puntuales, consignando el ritual de las estaciones, sagrado presagio:


Se deshila del cielo
una lluvia blanda y humilde
llena de mansedumbre,
tenue rumor de alfileres
cuidando temeroso
de no despertar el sueño de los hombres.

Llueve.

Llueve sobre el gran silencio del mundo.


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