Museo de Badajoz. El aroma modernista de la academia



Late el tiempo desflecado en una desvaída tarde otoñal, paseo lentamente por el museo provincial, un enorme caserón en el centro de la ciudad que invita a la ensoñación y el arabesco en el remanso de la tarde languideciente.

La blancura de su espacio se resalta ahora en su reciente reforma, potenciando la funcionalidad del MUBA (Museo de Badajoz), conceptualizado ahora en 21 salas dentro de sus tres plantas en un sólido proyecto museográfico que respeta la encantadora poesía de este edificio modernista, de tronío discreto y musical, coronado de escalinatas interiores que rematan la visión en una pertinaz perspectiva aérea donde se alberga el sueño decadente de los óleos de Antonio Juez, carismático autor de este museo, junto a Adelardo Covarsí, Eugenio Hermoso y otras tantas figuras hoy poco nombradas del parnaso provincial.

Pasear por las estancias albas del MUBA es trazar un delicado e íntimo recorrido entre la memoria y la academia en una atmósfera poética y nebulosa de claraboyas esfumadas en el tobogán de tiempos amables y reposados, tardes de chocolate y anís en el recoleto ambiente de salones familiares,cálidos y remotos.


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