Deliciosa fábula castellana que no he dejado de leer desde que tenía unos trece años, de nuevo por enésima vez vuelvo a zambullirme en la magia de sus páginas para recoger nueva savia que siempre mana de esta novela de Sánchez Ferlosio de ecos cervantinos en donde expone el recorrido vital de un niño fundado en la convivencia con la naturaleza y sus colores en un mundo onírico lleno sin embargo de un realismo en donde todo tiene su razón de ser, poblado de personajes enigmáticos y errabundos.
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