Café con García Martín

Siempre se me encoge el ánimo cruzando la sierra en tren hasta llegar a Oviedo. Es áspera y descarnada la sierra, aquí tiene su reino el milano y hay guaridas secretas en los desfiladeros que sólo conocen los pastores. Telúrico secreto envuelto en brumas.

Al mediodía me espera José Luis García Mártín para compartir un café. Se ha sentado en el mismo rincón en que me recibió, frente a la vidriera del local, en la misma silla. Me anuncia que vendrá al próximo Congreso de Escritores Extremeños este octubre a Badajoz, me firma mi ejemplar de su Café Arcadia y charlamos sobre algunas vanidades literarias.




Vivaqueo ociosamente por un Oviedo soleado entre sobrios chigres hasta la hora de ver a Natalia, que me invita a comer un jugoso pulpo a la gallega.

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