El secreto a voces de Polán

Ayer sábado avanzada la tarde recibí la llamada de mi prima Isabel María invitándome al estreno de La identidad de Polán (obra escrita por Miguel Murillo) en la Sala Guirigay de Los Santos de Maimona (junto a Zafra) representada por la compañía del prestigioso Juan Margallo, que realizó un montaje escénico muy ingenioso y plástico a partir de tres estructuras metálicas portátiles que configuraban un graderío sobre el que se sentaban, escalaban o caminaban los personajes que representaban escenas de la vida del protagonista evocadas con motivo de su defensa en un juicio en el que se le acusa de envenenar las latas de leche condensada de un supermercado. El protagonista nos va desgranando ante el extraño corifeo familiar (padre, madre, abuelo y amigas varias) su biografía mediante la cual el público comienza a justificar este acto que siempre permanecerá oculto en su móvil último porque interesa poner de relieve la mise en scéne del proceso, el engranaje social y psicológico de los personajes, bastante oscuros, que alienan la voluntad del protagonista hasta indirectamente hacerse cómplices del crimen que se le acusa, cuyo móvil decimos permanecerá ignorado para todos convirtiéndose en la identidad secreta intransferible del protagonista, que paradójicamente le confiere (según él) valor a su vida desperdiciada e insípida.

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