Regreso a Barcelona tras una larga ausencia, recobro la aventura recorriendo la rambla multicolor y me inunda una marea de lenguas y acentos variopintos. El encuentro con los amigos rubrica nuestra vieja amistad proyectando horizontes que vuelven espléndidos y vibrantes de emoción, percatándome, realmente, de que, durante este largo trecho, en ningún momento he abandonado esta ciudad.
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