Hemos venido en el tren de la mañana cumpliendo el propósito de hace años del pintor barcelonés Marcos Zrihen, quien quería mostrarme esta ciudad, enseñándome rincones y jardines inadvertidos que sólo pueden encontrarse en largos paseos sin rumbo. Marcos trabaja ahora con dos galerías de la ciudad, por lo que es habitual de la parroquia y se maneja con soltura por las callejas de la ciudad antigua, en la que almorzamos entre caserones renacentistas. A la vuelta tengo el honor de recibir de él como regalo una pintura díptico de su última etapa, en la que a partir de la nada, se forma orgánicamente la materia a través de un farragoso collage que refleja bien el caos de nuestra existencia, realidad sin embargo que Gerona relega en el majestuoso recogimiento de la simetría que revelan sus palacios y jardines.
Hemos venido en el tren de la mañana cumpliendo el propósito de hace años del pintor barcelonés Marcos Zrihen, quien quería mostrarme esta ciudad, enseñándome rincones y jardines inadvertidos que sólo pueden encontrarse en largos paseos sin rumbo. Marcos trabaja ahora con dos galerías de la ciudad, por lo que es habitual de la parroquia y se maneja con soltura por las callejas de la ciudad antigua, en la que almorzamos entre caserones renacentistas. A la vuelta tengo el honor de recibir de él como regalo una pintura díptico de su última etapa, en la que a partir de la nada, se forma orgánicamente la materia a través de un farragoso collage que refleja bien el caos de nuestra existencia, realidad sin embargo que Gerona relega en el majestuoso recogimiento de la simetría que revelan sus palacios y jardines.
Comentarios