No parece haber pasado el tiempo desde que el PechakuchaNight Festival realizó su segunda edición en abril del año pasado en la SalaAftasí cuando tras casi un año vuelve en su cuarta edición, organizado por la compañera
Concha Hierro del Hoyo (por cuanto
periodista), entre otras personas.
El Pechakucha Night es un foro de emprendimiento público en
una sala de ocio nocturno cuya dinámica consiste en una sesión de
microconferencias audiovisuales con un
tiempo limitado a 6 minutos 40 segundos por cada intervención durante la cual
los ponentes se acompañan de proyecciones de diapositivas a un ritmo de 20
segundos cada una para un total de 20 imágenes. Un formato para transmitir
mensajes claros y concretos.
Asistir al Pechakucha es un hábito saludable ya
que supone un saludable hábito de revulsivo mental y un foro de
encuentro excelente para compartir ideas y emociones. Siempre se encuentran
amigos y se hacen contactos.
Allí expusieron tres amigos que volvimos a vernos tras largo
tiempo: Mari Carmen Pérez, que promovió los valores de la filosofía slow desde
el autoconocimiento mediante los talleres que está impartiendo en Badajoz a través de su Universo Flow.
También habló el bueno de Diego Albardonedo, granjero de ideas en SeisonseisCreatividad Funcional, exponiendo en Huertalógica
de ideas un creativo ciclo de vida empresarial asimilado al ciclo biológico
de una cosecha.
Mi paisana Beli Carreras junto
a Marta Barrenechea, las Hortelanas Urbanas, presentaban allí su proyecto de
huertos adaptados al espacio urbano, de cuidadas y cariñosas palabras hacia el
crecimiento de las plantas, esas tiernas criaturas que siempre necesitan de
nuestro afecto.
Nos regalaron la noche 12 microconferencias, cuya crónica global he realizado para Madreselva y que saldrá en breve, si queréis más información.
Rematamos el Pechakucha tomando una copa y conversando en
corro con algunas personas. Con Mari Carmen Pérez (Universo Flow) pegamos la hebra con
José Antonio García (periodista de Canal Extremadura), y al rato se nos unió
Ángel Álvarez Taladriz, caballero italiano habitual de estos foros quien nos comentó un monumental proyecto cultural que tiene entre manos, que dará que hablar en Badajoz dentro de muy poco..
*
Embolsándome varios contactos, con la mente bullendo de
ideas y con la exclusiva del amigo Ángel Taladriz amanecí en Badajoz para
asistir a la exposición Referencias en el MEIAC, una colectiva de artistas
portugueses y españoles dentro del Fondo de Antonio Cachola donde predominaba
las instalaciones, haciendo hincapié en la identidad del hombre ligado a un
territorio como espacio cultural. Obras diversas de arte digital, fotografías y
algunas pinturas completaban una exposición caracterizada por su eclecticismo.
Fuente: Miguel de Guzmán |
Una vez en Zafra asistí, mediada la tarde, a la inauguración
de otra exposición sobre carteles de Picasso, excusa ideal para abrir la Sala
Tenerías, edificio exento junto al Teatro proyectado en su día por el amigo
Roberto Müller, quien ha interpretado estupendamente el aire rústico de este
espacio, aprovechándolo en su azotea como mirador al horizonte que se alza
presidido por el Castellar.
Hice un breve recorrido por la sala para hacerme una idea de
la exposición de/sobre Picasso, recogiendo su producción cartelística entre
1955 y 1984 para enseguida salir a Los Santos de Maimona, donde en la Sala Guirigai había quedado
para ver la comedia El efecto Dulcinea, a cargo de la compañía La estampa Teatro, protagonizada
por Concha Rodríguez y Jose Antonio Lucia, una obra de las veleidades de una
emprendedora y ama de casa traumatizada que intenta reiniciar su vida
inventándose otra identidad.
Un personaje muy doméstico expuesto a vaivenes
emocionales con un rechazo a los falsos modelos (y superficialmente) asumidos en cuanto a espíritu emprendedor-social y al modelo humano supuestamente
perfecto que desea alcanzar la protagonista.
Un debate muy actual con el que acabamos la noche
departiendo al calor del vino que nos
ofreció Agustín Iglesias en la Sala Guirigai, junto a otros amigos, entre otros, el poeta José Manuel Martín Portales (recientemente premiado con el Gabriel Celaya de Poesía con el poemario Patio interior), y algún que otro miembro de la compañía La oveja negra, tertulia que sirvió de colofón a un fin de semana inquieto lleno de dinámicas variadas entre ideas de vanguardia, arte y amistad, una trilogía que siempre van unidas y nunca debe faltar.
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