Foto: José Carlos Martínez (PPK) |
Jesús Carrasco, austero y cordial, tiene un aire portugués acrecentado por su severo bigote y un hablar cadencioso e inteligente, como demostró compartiendo impresiones con
los lectores el jueves 12 de mayo, invitado por el CPR de Zafra a un acto cuyo
público abarrotaba la capilla del Parador de turismo de Zafra, desbordando las ya
grandes expectativas de la propia organización (recordemos que este autor fue disputado
finalista con su obra Intemperie en
la anterior edición del premio Dulce Chacón).
Jesús Carrasco
nos desveló el proceso de composición de sus novelas, basadas en una gran
documentación sobre el terreno, impregnándose el autor de las sensaciones de
aquello que narra además de situar espacialmente la acción que no gusta desvelar
explícitamente a los lectores en el texto (salvo lo imprescindible) ya que,
mantiene Carrasco, no quiere que el lector se desvíe de la dinámica planteada por el autor.
Una de las claves del éxito de sus novelas Intemperie (2013) y La tierra que pisamos (2016) a tenor de su autor sería que suponen
el eslabón perdido con la emigración rural masiva durante los años del
desarrollismo español, que nos ha sustraído del testimonio generacional de esa
novela autóctona durante la etapa desde los años 50 a los 70 e incluso 80,
recogiendo las ideas del ensayo La España
vacía, obra de su amigo Sergio del
Moral.
Confiamos en que Jesús Carrasco siga cosechando éxitos con
su nueva obra La tierra que pisamos porque no deja de explorar la dimensión
oscura del hombre en unas novelas donde nos reconocemos herederos de un territorio
y de un sentimiento común buscando siempre la esperanza.
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