Las
muestras retrospectivas de un artista nos permiten observar la coherencia de su
discurso a lo largo del tiempo, como la que ofrece en estas fechas el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla con la Confesión general del sevillano Luis Gordillo
(1934), una recopilación de su obra en la que se aprecia la persistencia del estructuralismo a través de diversas
manifestaciones que ayudan a matizar y precisar su idea, enriqueciéndose de
significados a medida que avanza su trayectoria.
La base
lingüística del estructuralismo, que apunta al texto visual, está en la raíz de
la obra de Luis Gordillo quien avanza, desde el planteamiento político y social
(en donde cabe la ironía) de sus primeras obras hacia la búsqueda del origen
del hombre, en una dimensión íntima y existencial.
Confesión general la exposición que ahora se muestra supone la cartografía progresiva de esa secuencia donde el lenguaje lo es todo, principio y fin de los laberintos de Luis
Gordillo, vistos retrospectivamente como un organismo siempre vivo.
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