La danza es un lenguaje muy orgánico que comunica o expresa
a través del movimiento y la música, muy eficaz para significar, por sí sola o acompañada de otras expresiones.
Violeta, pasión por la
libertad es un espectáculo de danza-teatro representado el 10 de marzo en
el Teatro de Zafra a propósito de los actos en favor de la igualdad de la mujer
que en estos días y a partir de la huelga masiva del pasado 8 ha hecho
reflexionar la mente de tantas personas en pro de una causa justa y noble.
Violeta, con libreto original de Miguel Murillo y José F.
Delgado, representada por la compañía Teatrapo a las órdenes de Eugenio
Amaya se desplegó en la actuación
vibrante de María Lama como el
retablo poético de una vida dedicada al arte y la danza que le conferían
identidad a la protagonista, Violeta, esencia misma del baile (inspirándose en
la vida de Isadora Duncan, sobre la que había sutiles alusiones en el texto).
La obra trata sobre la evolución de Violeta, acompañada únicamente de sus ilusiones (la maleta de la que nunca se aparta) que tras un
intenso período de búsqueda encuentra en la danza su esencia de vida, dictada
por su propia conciencia, representada por sus hermanos (Ana Rodríguez y Juan Carlos Guajardo) y la voz en off de su
madre. Durante el segundo acto intenta desarrollar su arte, entrando en
conflicto con el mundo circundante en el plano laboral y sentimental, motivos
sin embargo que (en un tercer acto) no impiden a Violeta trascender todo
obstáculo para finalmente humanarse en la danza.
La danza es el organismo sobre el que se asienta la palabra
en Violeta, que se desliza poética creando en la mezcla un lenguaje alegórico,
sensorial y altamente poético reforzando la fuerza de la naturaleza femenina, siendo así esta obra no sólo un canto a la mujer sino también y sobre todo un canto a la libertad.
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