Duelo a muerte del marqués de Pickman. Esperpento del honor y la muerte




La historia en su discurrir ofrece un abundante patrimonio de materias sobre la que inspirarse y, curiosamente, como reflejo de la época que se tome para inspiración se producen asociaciones y vínculos diversos en un marco general de pensamiento dentro de un espacio, que nos hace ver retraso o adelanto con respecto a diversas variables como época y lugar.

La Fundición Teatro de Sevilla bajo la dirección de Pedro Álvarez Ossorio ha representado en la Sala Guirigai de Los Santos de Maimona el pasado sábado 14  Duelo a muerte del marqués de Pickman, adaptación de  la novela homónima de Miguel Martorell realizada por el propio director, el citado novelista y Pepa Sarga sobre un suceso ocurrido en Sevilla en 1904 consistente en un duelo de honor producido por un malentendido entre el general Vicente Paredes quien supuestamente seduce a la mujer de Rafael de León, tercer marqués de Pickman, y éste le reta a duelo, tras lo cual fallece.

El conflicto surge cuando el cardenal se niega a enterrar en el camposanto al marqués, fiel devoto, alegando que los principios religiosos no admiten este funeral en sagrado mientras que desde el código militar el duelo es lícito, puesto que el marqués se ha batido noblemente salvaguardando su honor y por tanto debe ser enterrado con todos los fastos religiosos. Las manifestaciones populares y militares en favor del marqués no valen de nada  frente a la decisión inexcusable del obispo, quien dispone enterrar al marqués sin ceremonia religiosa en el cementerio civil.

Este argumento que parece más propio de una tragedia romántica es sin embargo decimos un hecho histórico sucedido en Sevilla en 1904, cuando estas manifestaciones duelistas son ya reliquia del pasado salvo para un sector social que aún las mantiene, y de ahí el carácter esperpéntico que su director Miguel Martorell ha infundido a la obra, introduciendo en sus personajes diferentes registros muy hilarantes a lo largo de la representación en donde el poder civil y el poder religioso (cardenal y general) se enfrentan en su particular duelo dialéctico que adquiere dimensiones épicas y románticas de una época ya eclipsada.



La actuación polivalente de Cristina Almazán (Felisa), Javier Centeno (marqués), Paz de Alarcón (Mamabuela)  e Íñigo Núñez (el general Paredes) es bastante rica en registros y en una declamación histriónica en función del rol de los personajes, con una gran fuerza cómica.

Los pasajes musicales que arropan la representación, en su aire de vodevil, subrayan el carácter esperpéntico de unos personajes decimonónicos y arcaicos que operan de acuerdo a convenciones sociales y códigos rancios, tan arcaicos ya en su época que sólo ya responden a muerte. La del marqués de Pickman, precisamente, cuya muerte carece de sentido al batirse por la exigencia social de un rumor que a la sangre llama. 

Duelo a muerte del Marqués de Pickman nos demuestra que cuando los valores de una sociedad se vuelven una opereta, la vida es un (trágico) carnaval.

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