Córdoba verdiazul.
Algarabía de patios en el fulgor alegre de los naranjos va trenzando un antiguo
cantar de vecindad en torno a la
mezquita, palmeral dorado de cruz y media luna.
El amor soñado de un califa reverbera en las fuentes. Las
plazuelas de rosales se hacen romances de agua y verdor, sutileza del aire en
sus barrios callados, respirando aroma cofrade.
Córdoba aroma de nardos en la tarde, que lenta se desliza hacia un ocaso tornasol y sereno vibrante de leyendas.
Córdoba
verdiazul, perla del sur y ensueño oriental, fruto de luz andalusí.
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