Brindis de vida

 



Solo escribo cuando creo que tengo algo que decir. E incluso cuando podría escribir algo, por ejemplo, el último viaje que hicimos a Lisboa hace ahora algo más de un año, lo dejé pasar. La molicie en ocasiones me vence (tantas cosas han quedado sin escribir). Pero entonces todavía no había aparecido el virus.

 La pandemia lleva ya mucho tiempo con nosotros. Demasiado. Durante este tiempo hemos conocido cosas que hubiéramos deseado no conocer jamás. Ha arrasado con todo y sigue amenazando nuestras vidas y nuestro modo de vida.

 Seguimos haciendo grandes sacrificios. Hemos renunciado a muchas cosas.

 Y ahora que estaría justificado el silencio. Ahora que todos podríamos callarnos, que todos hemos transigido a la fuerza con la dura realidad. Ahora, precisamente ahora es la mejor ocasión para despertar. Comienza un nuevo año y seguimos luchando.

Durante mi vida he tenido alguna crisis que me ha hecho callar, pero he vuelto a la escritura (al arte) en la firme convicción de que para mí es un hecho vital al entender la misma vida como una continua escritura que desemboca en el arte, la sensibilidad y el conocimiento.

 La pandemia durante estos meses me ha retenido largo tiempo, pero no me va a hacer callar. Sinceramente he comprendido que no puedo callar porque la escritura es mi identidad y la forma de ser y de estar en el mundo. También mi testimonio.

La vida es escritura y como la vida sigue y se abre paso frente a todo y a pesar de todo, yo seguiré escribiendo como quien lanza señales de vida para unirse en fraternidad con otras almas, con otras voces. 

Bienvenidos a un nuevo año.      

Comentarios